¡Pero si yo era mujer de ciencias! Eso de presentarme al Premio Planeta fue un inocente intento de conocer este mundo de la escritura. Pero a los 26 aprendí que la inocencia tiene una habilidad añadida. Te quita el miedo. Fui finalista.
¿Quién me diría que podría dedicarme la escritura? Tú, querido lect@r. Y nadie más. Tenemos una bonita relación, esta es mi obra, mi trabajo de años y, a sabiendas de la responsabilidad que supone, te la presento. Además, me gustaría obsequiarte con un material inédito que puedes encontrar en el diario de a bordo.
También soy madre. Todos los días recibo el mensaje de que no se puede ser escritora y madre al mismo tiempo.
Dedico esta foto a todos esos cansinos que parecen creer que hay que elegir entre ser buena madre o ser buena escritora.
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