John desconoce el alcance del trauma de su infancia, desconoce que un refresco de naranja volcado sobre su rostro marcará parte de su elección de Casa. Introvertido, delicado, tiende a menospreciarse. Sin embargo, cuando las emociones le sobrepasan, John es volátil, porque las notas cítricas son así, volátiles, la mínima adición a un perfume cambia la percepción con la que se muestra este al mundo. Usar las notas cítricas, de la misma manera que tratar a John, exigen un cuidado especial; pueden causar que algo sea más hermoso o pueden destruirlo por completo. Se deben emplear con sabiduría para saber si van a tener sentido en uno u otro perfume; lo mismo que necesita John, la valentía para adentrarse en el aprendizaje de su don.
John se sirve de la tecnología y aprecia que esta obedece a sus deseos, pero no la controla. Son las notas cítricas metálicas las que más se ajustan a su personalidad.
El pomelo, la lima y la bergamota, encajan a la perfección con su don, porque debido a su descontrol, debido a esa volatilidad de sus emociones, en cualquier momento puede cambiar el curso de los acontecimientos. El pomelo y la lima se empoderan, mientras que la mandarina roja y la bergamota describen mejor el lado más afectivo y tierno del muchacho.
La bergamota se usa en especial como puente entre notas de diferentes grupos olfativos, y representa el potencial que John alberga dentro de sí: si la mezcla se hace de manera correcta con los ingredientes perfectos, si él se relaciona con los personajes adecuados, mejorará cualquier esencia. De no ser así, la destruirá.
Tal vez las notas propias de la Bergamota que lleva consigo Shana, dentro de la Casa Fougere, podrían congeniar con las notas de la bergamota de John. Shana le daría esa confianza que le falta.
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